Ignatius, aventuras y desventuras de un santo en Manresa

En su peregrinaje hacia Tierra Santa, después de rendir homenaje a la Virgen de Montserrat y ante la inclemencia de no poder entrar en Barcelona, Ignatius recae a Manresa y sus cercanías, una tierra que ha quedado devastada por la peste y la decrepitud moral. Ignasi llega enfermo, y decide pasar unos días para recuperar fuerzas y proseguir su viaje. Pero el que tenía que ser una estancia corta y circunstancial, a regañadientes acontece de más larga duración. La máxima aspiración de Ignatius es disfrutar de una vida espiritual, sosegada y consagrada a la fe religiosa. Pero los manresanos y un entorno ignorante, desconfiado y concupiscente, no se lo pondrán nada fácil. Gracias a su gran fortaleza moral, y la ayuda de algunas mujeres acomodadas, Ignatius supera todo tipo de humillaciones y tentaciones, realiza milagros y forma una amplia base de fieles seguidores. A pesar de las adversidades, su comportamiento y su determinación religiosa acabarán convirtiéndolo en un hombre santo a ojos de todo el mundo.